Quiero moldear un asiento en la
luna, para que todos los amantes caídos se sienten a reflexionar sobre las
intermitencias de su amor y como poco a poco les estrujaron el corazón. Quiero
que reposen en su asiento y recuerden que el dolor que nace del amor no es
amor, pero que el sufrimiento que nace del amor lo purifica.
Cierren los ojos y profundicen en
el sentir que los aprisiona, sea positivo o negativo y analicen si lo que
amaban era a la persona, sus virtudes, sus cualidades, sus talentos, su
presencia y la sutil forma en la que le amaban y les amaba, o si lo que
extrañan es la creencia de que han encontrado al amor de su vida y no hay que
luchar más, que ahora todo será fácil y tienen que dejar al tiempo que les
permita enamorarse más y más, extrañar creerse en una relación en la cual todo
está resuelto y no hay que hacer más.

No es la unión o el contacto de
los cuerpos, no es la sensación de la conexión de dos corazones, es que cuando
toques su cuerpo, en realidad acaricies su alma, así vivas dentro de su hermoso
ser y su esencia viva en ti, un misterio tan profundo como la santísima
trinidad en el que tres seres forman uno solo, en el que tú y ella vivan, fusionen su alma en un mundo distante y distinto que hayan creado para
habitarlo y reinarlo en felicidad, lejos de la envidia y superando la
adversidad.
Cuando quieras buscar un modelo a
seguir hermano, oh amante caído mira tu reflejo en el espejo o la corriente del
río y date cuenta que no hay mejor ejemplo a seguir que tú mismo, el realizar
ello implica una gran responsabilidad pues así tendrás que comportarte como
todo lo que admiras y desees ser, así cuando caigas podrás levantarte y cambiar
lo que no te guste de ti, es un proceso vitalicio, con la ventaja de que el
sufrimiento que sentirás al ver como te ha fallado tu héroe, te servirá como
impulso para resurgir.
Dicen que a los niños en realidad
se les pone planas en las que tienen que escribir que no hacer o que hacer, de
una manera tan periódica y enfermiza que a la larga aprenden y jamás se les
olvida lo que escriben. Hace tiempo que hago planas de todo el mal que me
hiciste para no volverme a ahogar en este mar de dolor y aunque me cueste
sangre aceptarlo, no te gustó lo que te daba mi corazón.
Lamentablemente ya no soy un
niño, por más que aún siga esperando junto a la ventana la llegada de Peter Pan y el 24 de diciembre duerma
junto al pino de navidad, en mi recuerdo solo quedará todo el amor que siempre
te quise dar y como estuvimos apunto de ese mundo maravilloso crear. La
esperanza es lo último que muere,
pero muere, cuando se le mata.
Azuré
Azuré
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