Simulador de Afecto.

"Al menos así tendré la inspiración necesaria para escribir"
Pensó el agobiado poeta, fiel servidor de la tristeza y soledad
Mientras caminaba por la calle menos iluminada de la ciudad
Atacado por el pensamiento de la amenaza, de su partir
Que al no regresar ella, su amor, y él no volverán a coincidir.

Tenía que huir de ese sofocante lugar, de ese pensamiento
Que sentía como poco a poco estrangulaba su aliento
Le costaba respirar, él tenía una salud muy procurada
Por tanto esté dolor y padecer lo causaba su amada
No quería mira atrás, solo borrar aquel trágico momento.

Ella lo ignoraba de una manera tan poco disimulada
Era obvio que había otro en esa mirada tan olvidada
Cuando anhelas tanto a una mujer, es tan fácil enloquecer
Como no querer cerrarse al amor, cuando te lleva a acometer
Pensamientos tan descabellados, como para perecer

Decidió consolarse escribiendo, hasta que los dedos se torciesen
Juntando ideas, buscando rimas, que no se contradijesen
Pero todo apuntaba a quién lo traiciono, quién él amó
"Incluso mi maquina de escibir me traiciona" pensó
"Tan loco me he vuelto que ya culpo a mi maquina" comentó.

Se refugió en el dulce remedio de los melancólicos y bohemios
El tranquilizante sabor de los néctares, bebida de dioses
El joven poeta del mundo partió, fue tanto lo que bebió
En busca de consuelo, pues escribir no le funcionó
Que terminó por seguir lo prohibido, las grúas celestiales
Accedió a su temprana muerte y nunca jamás volvió.

Ya hace en un lugar mejor, no alado de los grandes y justos
Mucho menos en donde perecen los malvados e injustos
Se fue al lugar de donde proviene la inspiración
De los poetas y escritores, el rincon, donde comparten sus gustos
Cuentas experiencias y se dan mutua admiración.


Azuré

Verduga del corazón.

Se esta volviendo dificíl vivir con migo mismo
Cuando cada día enfrento un nuevo abismo
Y es que el camino a la locura es una bendición
Pero una vez que la tienes te tortura, en la perdición.

No importa cuan hermosa sea, la voz de ella
Para ti, solo será como el canto de las sirenas
Silencioso y prohibido como el llanto de un niño
Suave y bella, frente a ti tienes a una doncella
Labios rojos, blanca piel y curvas muertas.

Así le gusta ser, así es ella, la que te tortura
Que te confunde a besos con su diablura
Es la mujer que todos desean pero temen
Por que una vez tuya las demás no vuelven.

Te priva de tus deseos, sueños y recuerdos
Para ella son las demás, con las que le puedes
Ser infiel, y ella es muy celosa de todos
Día a día consigue hacerte uno de sus bienes.

No le interesa el dolor y mucho menos el amor
Consume y devora con un intenso calor
Maestra del engaño y de la seducción
Premios honorarios.. a la pasión
La locura.. verduga del corazón.

Hace dos noches me consumió un poco mas
Juré intentar escaparme prefiero, a mi soledad
Recuperar mi sano juicio intenté, con mascaras
Probando ser alguien diferente no lo logré.

La ingrata en mi otro aroma detecto
Que con otra mujer la engañaba, ella notó
Fue tanta la decepción que a ella tocó
Que ahora, condenado a ser un loco
Para siempre estoy.


Azuré

Cuando las estrellas bostezan.

Cuando los niños ya escucharon sus cuentos antes de dormir
Y la luna cambia de turno con el sol para ser el quien ilumine
El sonido de las voces disminuye y las luces terminan por partir
La dulce noche se expande sobre nosotros y provoca que alucine.

Las notas de la escala decoran mi habitación crean música
Y me llenan de pasión, los grillos se unen a la sinfonía
Entre todos forman la melodía de la noche y la chica
De los ojos tiernos me muestra como alcanzar la alegría.

Todo es en mis sueños cuando llego al país de las maravillas
Busco y no encuentro de la vida la filosofíia, creo y destruyo
En ellos lo que mas deseo, sin rumbo alguno, me hago un capullo
Meditando para la respuesta encontrar, me enfrento a las bestias
Aunque quizás esta vez no logre ganar.

Cuando las estrellas bostezan los sueños se materializan
Por que un nuevo anhelo desciende desde arriba
Toma forma humana y a veces es una pesadilla
Cuidado con lo que desean, nunca regresa la manecilla.



Azuré