martes, 19 de marzo de 2013

Guapa


"Labios rojos... Mi musa tiene labios rojos"
 Más allá del olvido,  existe un cementerio de sueños, no se convirtieron ni en pesadillas. Simplemente murieron, bueno, no existe la muerte natural para ellos, simple y sencillamente los asesinaron.

La lluvia borró su recuerdo y en sus lápidas ni los nombres de los soñadores pusieron, terminan vagando como almas pérdidas en un mundo metafísico, así nos sucedió.

Existen sueños mancomunados, los cuales pululan en los niveles del amor desde Eros hasta Ágape, todos los niveles están infestados de ellos, de todos aquellos amantes que fueron traicionados, los que mintieron, los que estuvieron pero no supieron estar, los que llegaron y no supieron quedarse, los que recibieron todo y se fueron, dejando al que dio con nada, solo recuerdos.

Ah no se deben confundir los recuerdos con los sueños, pues los recuerdos existieron en nuestra realidad y los sueños no bajaron del mundo metafísico por la imposibilidad física ocasionada por las variaciones equívocas del “amor”[1].

El amor verdadero es puro, es humilde, es sencillo, es espiritual, es renuncia, jamás un derecho sobre otra persona sino dejar todo por la persona en un nivel de reciprocidad que al dejar todo o al convertir esa unidad, el todo es de ambos o todo queda fuera para que en par se cree un nuevo todo.

Más allá del cementerio de sueños, estas tú y existes en mí mundo metafísico y en mi mundo carnal, te desplazas a tu voluntad cambiando la realidad a tu gusto, borrando las memorias y viajando en el tiempo clavando nuevas dagas en el corazón o quitando algunas otras, todo se adecua a ti.

Tu naturaleza excitante hace que mantengas un estado de embriaguez en quienes vigilan la dimensión en la que te desplazas, tus palabras fueron los clavos con los que ahora crucifican el pasado y presente de mí cerebro, no diré que el futuro porque siempre es susceptible de cambios, sin reproches diré que lo más fascinante de tus efectos en mí, más allá del anestésico es que me encanta recordar la persona que me hacías ser, ya sabes.. El soñador, peleador, de corazón infatigable, con una entrega total, motivado a trabajar en el presente para darte un futuro, no he sabido como regresar a esa versión mía, quizá sigo perdido o nunca lo fui.

Hoy ante éste cielo tan azul y frente a todos los niños que juegan a la pelota frente a mí, te pido que sonrías,  nunca te viste tan guapa como cuando sonreías, y te recuerdo que el amor que existe pues no se puede hablar de que existió porque implicaría la muerte del amor lo cual es absurdo pues si el amor puede morir ¿Qué le diré a mi alma? El amor solo se crea y se transforma, jamás se destruye.



[1] “amor” un amor antojadizo, busca placeres.  

lunes, 11 de marzo de 2013

Nosotros los Poetas


"¿Por cuánto tiempo necesitas mis servicios?"

El martirio se reproduce hasta como proyecciones de mis sueños. Hay que ser loco para buscar dolor, pero hay que estar enfermo para ser quien se lo inflige.
Solo es una de las constantes conversaciones que sostengo conmigo o con ella, no lo sé, quizá nombrarla y referirme a eso como una mujer no sea la mejor idea, así como no debes nombrar enfermedades, tampoco a ella o de lo contrario se apodera de ti.

Que habrá detrás del dolor, una insaciable búsqueda por la felicidad o la comprensión, sea lo que sea como buen juguete de ella me limito a observar como se sienta enfrente de mi a fumar cigarrillos, primero la veía como un ente degenerado con forma y aroma de mujer, se carcajeaba de mi y contaba historias de cómo terminarían las cosas que habían pasado, al final de cada historia se carcajeaba aún más fuerte y sus endemoniados ojos devoraban mi alma.

Después de largas conversaciones inconducentes y un incontenible frío sentir en mi pecho decidió empezar a darme el calor que necesitaba, ahora era ella quien se levantaba en mi cama, mis sábanas nunca estuvieron más frías y al mismo tiempo nunca las sentí más cálidas, sus besos intoxicantes en la madrugada eran lo que me hacían dormir, creo que ella solo quería hacerme soñar y por eso hacía ello, destruyó hasta los cimientos de lo que alguna vez construí, para volverme a hacer soñar.

A los cuatro meses comenzó a llegar como una mujer en camisón, quizá quería decirme con ello que ahora estaba con otros, que no era el único solitario con el corazón roto, éramos varios los que compartíamos una pena y tenía que dividir su tiempo entre sus amantes caídos, no estoy seguro pero me parece que me quiso dar a entender que dependiendo la etapa en la que te encontraras de tu desamor te visitaría en esa forma, primero la interminable locura derivada del sufrimiento de un sueño roto, luego su desnudez para navegar en ella hasta el alba y encontrar una apasionante condición humana en las penumbras, posteriormente en camisón con forma de mujer recién levantada y alborotada, quizá como la esperanza del siguiente día o como un nuevo amanecer.

En las últimas de sus visitas sacó un espejo pequeño, no era mágico ni mucho menos, solo me mostró mi reflejo de una manera que nunca lo había visto sin decir más me besó en la mejilla y se fue, ahora nos vemos muy poco, bueno es que antes nos veíamos todos los días, me adaptaba a su horario para esperar su visita, siempre dejaba hirviendo el agua para el té, ahora eran encuentros casuales, como toparse con ella en la calle al ver como le hace compañía en cualquiera de sus formas a algún pobre desgraciado.

Bendita soledad, se alquila en cuerpo y esencia para hacerte compañía, en sus diversas facetas te hace superar las tuyas y durante todo ese tiempo te hace creer que estas solo. Entonces ¿Cuándo se está verdaderamente solo? Si hasta en la soledad se está en compañía de ella y en su ausencia se está en compañía de los demás.

Quizá no exista y sea algo que inventemos nosotros los amantes de la pena y la melancolía, nosotros que divagamos en mares de emociones, nosotros los poetas.



Azuré