lunes, 11 de marzo de 2013

Nosotros los Poetas


"¿Por cuánto tiempo necesitas mis servicios?"

El martirio se reproduce hasta como proyecciones de mis sueños. Hay que ser loco para buscar dolor, pero hay que estar enfermo para ser quien se lo inflige.
Solo es una de las constantes conversaciones que sostengo conmigo o con ella, no lo sé, quizá nombrarla y referirme a eso como una mujer no sea la mejor idea, así como no debes nombrar enfermedades, tampoco a ella o de lo contrario se apodera de ti.

Que habrá detrás del dolor, una insaciable búsqueda por la felicidad o la comprensión, sea lo que sea como buen juguete de ella me limito a observar como se sienta enfrente de mi a fumar cigarrillos, primero la veía como un ente degenerado con forma y aroma de mujer, se carcajeaba de mi y contaba historias de cómo terminarían las cosas que habían pasado, al final de cada historia se carcajeaba aún más fuerte y sus endemoniados ojos devoraban mi alma.

Después de largas conversaciones inconducentes y un incontenible frío sentir en mi pecho decidió empezar a darme el calor que necesitaba, ahora era ella quien se levantaba en mi cama, mis sábanas nunca estuvieron más frías y al mismo tiempo nunca las sentí más cálidas, sus besos intoxicantes en la madrugada eran lo que me hacían dormir, creo que ella solo quería hacerme soñar y por eso hacía ello, destruyó hasta los cimientos de lo que alguna vez construí, para volverme a hacer soñar.

A los cuatro meses comenzó a llegar como una mujer en camisón, quizá quería decirme con ello que ahora estaba con otros, que no era el único solitario con el corazón roto, éramos varios los que compartíamos una pena y tenía que dividir su tiempo entre sus amantes caídos, no estoy seguro pero me parece que me quiso dar a entender que dependiendo la etapa en la que te encontraras de tu desamor te visitaría en esa forma, primero la interminable locura derivada del sufrimiento de un sueño roto, luego su desnudez para navegar en ella hasta el alba y encontrar una apasionante condición humana en las penumbras, posteriormente en camisón con forma de mujer recién levantada y alborotada, quizá como la esperanza del siguiente día o como un nuevo amanecer.

En las últimas de sus visitas sacó un espejo pequeño, no era mágico ni mucho menos, solo me mostró mi reflejo de una manera que nunca lo había visto sin decir más me besó en la mejilla y se fue, ahora nos vemos muy poco, bueno es que antes nos veíamos todos los días, me adaptaba a su horario para esperar su visita, siempre dejaba hirviendo el agua para el té, ahora eran encuentros casuales, como toparse con ella en la calle al ver como le hace compañía en cualquiera de sus formas a algún pobre desgraciado.

Bendita soledad, se alquila en cuerpo y esencia para hacerte compañía, en sus diversas facetas te hace superar las tuyas y durante todo ese tiempo te hace creer que estas solo. Entonces ¿Cuándo se está verdaderamente solo? Si hasta en la soledad se está en compañía de ella y en su ausencia se está en compañía de los demás.

Quizá no exista y sea algo que inventemos nosotros los amantes de la pena y la melancolía, nosotros que divagamos en mares de emociones, nosotros los poetas.



Azuré 

2 comentarios:

  1. De mis favoritos.

    Felicidades!

    AQ.

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  2. Le detecto algo de Cortázar. Ese ente del poeta representado en mujer... La locura en figura femenina. Excelente monólogo!

    Davide

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