martes, 23 de febrero de 2016

Cielo Estrellado

Ese es el secreto de nosotros, 
aquellos que confiamos en el cielo estrellado. 
No nos puedes definir, puedes intentarlo.
Creemos cuando todo parece perdido, 
no nos derrotamos, cuando nos rompen, nos armamos.

Brotamos de la tierra, caemos del cielo, 
nos conforma el mar. Somos el mar. 
Nos alumbra la luna, nos guían las estrellas.
Solo nosotros mismos podemos derrumbarnos, 
someternos, aterrarnos y hasta amenazar con matarnos, 
la cordura nos abraza.

Es esporádico, nos deja tan pronto se quiere divertir, 
dejándonos a la deriva, naufragamos en islas de ligera razón.
Nos encontramos solos, pero… alzamos la vista… 
no lo estamos. 
El cielo estrellado, nuestro guardián  y estandarte.
Nuestro escudo y armas. 

Antes de derrumbarme tendrás que pasar millones de estrellas, 
¡que tienden al infinito!
Tendrás que atravesar de un puñetazo la luna y todo ello, 
solo para lograr confundirme, que solo yo puedo acabar conmigo.

La reina de corazones, quien me vio nacer, aliada de antaño, 
compañera en comparsas, ríe cuando le hablo de los problemas
Que solos pasan, que la vida se va en risas, 
que todo es mejor soñando. 
Confía en mí, pero me pide que confíe en las estrellas.
Me las obsequiaron, para que no muera mi esperanza, 
para que arda y se avive mi fe, 
para que mis sueños transformen materia

Para volar, para confiar en mi, desenfundar la espada, 
no temer más, atreverse a lo imposible, desplegar el vuelo y luchar.

El tiempo no es enemigo, es aliado. Si bien me puede tomar la medida
Me impulsa a apresurar el paso, la lucha es constante 
Entre mayor es el obstáculo, más grandes son las batallas.
Solo obtengo pequeñas victorias, la vida es la batalla más grande.
El tiempo es mi aliado, igual que el cielo estrellado, la luna y el mar.
Yo soy el mar.


Azuré

miércoles, 2 de diciembre de 2015

Reencuentros

El camino se desvaneció, mis ojos no vislumbraban luz alguna. La obscuridad acariciaba mis pasos y echaba raíces en mis huellas. Corrí rápido, tan aprisa que no supe a dónde ni cómo llegué, los pasos que me llevaron a ese lugar desaparecieron, me resultó imposible caminar en reversa, estaba rodeado de barrancos, en ocasiones parecía que levitaba inerte.

No sería la primera vez que pasa, muchas veces he perdido el rumbo, pero nunca perdí la brújula. Los caminos cambian y la decisión de cada paso marca la diferencia, no es malo retroceder, es malo mantenerse quieto.

En nuestro andar repartimos luces, lo mejor que tenemos a las personas que entran en nuestras vidas, igualmente avanzamos gracias a los destellos de amor que ellos nos comparten. A veces repartimos tanto de nosotros mismos que olvidamos quiénes somos y de qué somos capaces.


Encontrar a un viejo amigo, una antigua amante una experiencia vivida que regrese los recuerdos, es mirar nuevamente la luz entregada, si la habías perdido, alumbrará tus pasos con mayor intensidad, ya que ahora se sumará a las nuevas colectas que se han sumado gracias al camino recorrido, la brújula es la voluntad del alma, perderla, es lo mismo que morir.

martes, 4 de marzo de 2014

De la tristeza como tesoro

¿Cuál es la tragedia máxima del ser humano? Sé que soy un hombre feliz con vocación de triste y quizá esa la situación más cómica y trágica de la vida, o al menos de mi condición. Uno se olvida de ser triste cuando está feliz, y jactándose de tanta felicidad, elevándote… A veces te olvidas de recordar los eventos que hay que lamentar, aunque sean ajenos. No es bueno alejarse tanto de la tristeza, hay que tenerla presente a ratos, así la felicidad se ve garantizada, pues sabes que la tienes y ves el panorama contiguo, comprendes tu realidad y sigues dando mantenimiento a tu maquinaria volitiva para seguir creciendo en felicidad.

Uno toma su alma, la pule, la crece, la alimenta, le canta, espera verla andar y retomar caminos que constantemente se abandonan, solo para resurgir, cuando la luz no fue suficiente para anular la obscuridad. Tomas tu jardín y ves que está lleno de flores, no sabes cómo sentirte, pues siempre fuiste un machetero, cortando, arrancando la mala yerba, tratando de abrir paso para las flores que alguna vez anhelaste y que jamás creíste factible tener, y ahora colman tu jardín.

Qué les puedo decir, yo abandoné mi jardín hace tiempo, me harté de arar la tierra y de regarla, de emular felicidad para irradiarles luz cuando no saliera el sol, me cansé de cantarles a las 8:55 de la noche, mientras la luna posaba con sus faldas transparentes compuestas de agua. Las dejé, porque no dieron lo que quise, me cambié de planeta, para que seguir viviendo con la pena y la desdicha de verlas y convivir con ellas, mejor me fui, ahora vivo en saturno, hice de sus anillos hamacas y la paso bastante bien, viendo como pasan a mi alrededor cuerpos celestes.

Irónico y redundante el nombre, pues más que celestes son verdes y en realidad solo veo dos, sus ojos, los de ella, quizá confundo los de sus dedos con los anillos de saturno y sus pendientes con alguna actividad alienígena.

A veces realizo viajes furtivos, a revisar el viejo país, la vieja tierra donde alguna vez residí, que razón tuve, al largarme de ahí. Es una de esas orientaciones, de esos acercamientos a la tristeza, que, aunque sea ajena, es bueno apreciarla y recordar lo que se tiene y lo que se puede lograr, es triste ¿no? Vanagloriarse por actos de orgullo y de razón y sentirse bien consigo mismo. O lo es la misma necesidad de acercarse a la tristeza.


Yo pienso que no. Pienso que en la felicidad hay mucha tristeza y alimenta la felicidad y en la tristeza hay tanta felicidad, disfrazada como deseo, sueños o ambición, es parte de encontrar el balance. Una no puede estar sin la otra, no sabe como y viceversa, se ceden el lugar y se lo comparten, pr viejos romances o nostalgia, qué sé yo. El balance es el verdadero de la vida, el desequilibrio causado por nosotros mismo y la reincidencia con plena conciencia con la que se hace, es, la verdadera tragedia de la vida humana. Como siempre, la comicidad se manifiesta en lágrimas y ganas de volar.


Azuré

lunes, 16 de diciembre de 2013

Atardeceres en tus ojos

Como se ha vuelto una costumbre, emerges de todos lados, te he visto en pinturas, te he respirado en las flores, has resurgido con la primavera y te has adormecido con el invierno, has madrugado al otoño porque te encanta y has lanzado tus rayos durante todo el verano. Estamos ya en un punto en el cual nos hablamos a través de canciones, y la gente dice que el amor no existe y lo tachan a uno de loco cuando asegura que somos llaves de cuartos que existen debajo del pecho, en el núcleo del alma.

Haz llegado a mi vida como el mar, o al menos eso pensé, eres distinta, las olas del mar, vienen y van, tú te quedas, siempre, incluso en espíritu, cuando nuestros cuerpos se ven separados por las intermitencias extrañas de la vida. O que sin ser extrañas, para nosotros lo son, pues nos resulta extraño estar separados. Lo cual… ¿Nos hace extraños? La gente se puede quedar con su parranda, con su alcohol y sus fiestas promiscuas, el mundo puede cambiar y evolucionar de manera cotidiana, nosotros permanecemos igual, al menos, esa es nuestra estrategia, asimilar monotonía a los ojos huecos y superfluos, nuestros cambios y evoluciones son distintas, nacen de una emoción, es decir, de los destellos del nuestros respectivos cuartos.

Gente con ojos superfluos, en un principio, creí que lo único que te distinguía del resto del mundo, a parte de tu ternura, tu amor  tus afectos, era que eres y has sido una mujer etérea, pero me equivoqué, además, tienes atardeceres en tus ojos, y ¡son verdes!, a veces claros, a veces obscuros, mucho tiene que ver tu humor y la intensidad del sol, por ello digo, tu humor.

Tienes amaneceres en tus ojos, y es la única explicación para el hipnotismo que me causan, una alienación pasional y significativamente profunda, es decir, son como una pincelada de color, de vida, de amor, de pasión, son una infinidad de posibilidades y mejor aún, son ambivalentes, así como dicen una cosa, significan el infinito, el infinito está en tus ojos.

La aspiración más mediocre es nadar o habitar ojos ajenos, nosotros tenemos un mundo dentro y fuera de nosotros mismos, entonces, podemos ver desde el núcleo, es decir, tu cuarto, o desde el mío, como al atardecer, te posas de diversas formas con diversas intensidades, regalando el hermoso atardecer de tus ojos, regalando una expectativa más al anochecer, prometiendo un sueño más al amanecer.

Al final, todo tomó perfecto sentido, la mujer etérea, obviamente amaría y anhelaría el atardecer, sería la guardiana del mismo, le recuerda a algo, no sabe a qué, pero la conforta, la hace feliz y lo quiere compartir con quien ama, olvida que ya lo hace, porque el atardecer, solo es una proyección de sus ojos, porque el atardecer, está en sus ojos, vive condenada a adorar el atardecer, olvidando que con cada pestañear, lo invoca.


Azuré.

domingo, 20 de octubre de 2013

Tu Sonrisa

¡Los poetas son unos descarados!, abren portales alrededor del mundo con las palabras y con los afectos que manifiestan, plasman el amor que sienten por la vida o por las personas o mejor aún, por la persona, y con ello regalan un mundo entero, un mundo que crean únicamente para la otra persona, pero como son sirvientes del amor, no les queda más remedio que someterlo y hacerlo subordinado a cualquier amante que necesite un refugio o que quiera llevar a su pareja a habitarlo por unos días, unas semanas, meses, años, o quizá, solamente un mísero minuto lleno de felicidad.

Como si el amor fuera una locomotora que necesita de caricias, besos o palabras para seguir avanzando, una maquinaria que a su paso permite escapar,  aunque solo sea momentáneo, lamentablemente las realidades paralelas se extinguen, porque no basta un te quiero o un beso, caeríamos en el egoísmo, hay que hacer de los afectos periódicos, si no es para prolongar la vida del lugar de escape, del lugar poco convencional, al menos que sea para crear nuevos, que los escapes y las huidas no terminen nunca, como cuando me das tu mano y con una caricia satisfaces las clemencias de mi alma.

O regresando a los egoísmos, cuando me convierto en el mayor de todos, provocando tu sonrisa, en realidad, te hago sonreír porque encuentro placer en tu sonrisa, ya sabes, es como una luz, o simplemente es el vuelo de saberte feliz, de saberte sonriendo, eso que hace que mis pies no se arrastren por el suelo, es decir, si sonríes, yo vuelo, y cuando vuelo, volamos, quizá al final terminamos nadando en una taza de té y alguien nos bebe, e incluso dentro del cuerpo de quien nos bebió, hacemos otro espacio poco convencional, porque no se puede hablar de cotidianidades a tu lado, sino de rarezas, revestidas de emociones que provocan el cambio de turno entre el sol y la luna.

Y ves ahora lo que haces, te das cuenta de la gran responsabilidad que recae en tus hombros, que cada vez que sonríes, desatas en mi una gran necesidad de escribirte, escrituras que se hacen públicas, pues abarcan universalidades, cualquiera puede encontrar placer en las palabras, a sabiendas que eres dueña de las palabras que aquí se plasman, espero sepas que las tendrás que compartir, ostentándote claro como dueña, y es normal, si sabes que soy yesca, y haces la fricción necesaria para tirar una chispa en mi, y sabes que con tu chispa me hago fuego.

Claro que también está la noche, la noche llena de duermevelas cuando no sueño contigo, mi cuerpo lo rechaza rotundamente y me despierto, y son las 2 y las 3, las 4 y las 5 y no te dignas a visitarme y mi cerebro me mantiene en duermevelas interminables porque no estás conmigo, quizá es porque aún no lo entiendo, es algo difícil de asimilar, que ahora los sueños, quedan cortos alado de la realidad.



Azuré 

sábado, 12 de octubre de 2013

Tu vida como poema

Tu voz como eco incesante en mi cabeza
El cielo que toma la forma infinita de tus ojos
Mis sueños que te proyectan pieza por pieza
La vida que no se detiene para hablarte de nosotros

¿Cuáles son los secretos del mar?
Ya no son tan misteriosos como solían ser
Me intriga más por ejemplo tu caminar
Que le dicen tus pies al suelo, quiero saber

¿Por qué las mariposas vuelan alrededor tuyo?
Es como si llevaras la primavera en tus hombros
Pero clamas por una pasión que solo da el otoño
Como el sonido de la lluvia cuando cae en unos labios

Aunque poco andes por la tierra
Tomando vuelo constante
Conversando con las aves
Viviendo a tu manera

No habría otra forma de vivir que te saciara
Tu vida es como un poema, elegante y graciosa
Cada día tuyo es un verso y cada respirar una estrofa
Tu vida es como un poema, impredecible y cambiante

En tu omnipresencia también, vives donde quieres
Pero vives mejor donde te quiero y en todos lados
Te quiero, vives en la tierra, en el viento y en el mar
En las ramas de los árboles y en los rayos del sol.

Vives en mi mente, como los recuerdos a pesar
De que esto es reciente te pienso todo el tiempo
Y tu belleza encanta el panorama por el que andas
Tu paso reverdece los campos caídos y tu tacto alegra
Los corazones partidos.

Eres más apasionante y más inspiradora que
Mis más grandes sueños, además al despertar
Siempre tengo la certeza de que te puedo encontrar
Sonriendo, bailando, o simplemente cuestionando al cielo.

Vives en mi pecho como los deseos, la pasión
Y los anhelos, comenzaste en el último rincón 
Te adueñaste de todo.  Vives en mis ojos porque
Sin importar donde pose mi mirada, ahí estás tú,
Aunque sea solo el deseo de encontrarte en cualquier
dirección que mis ojos señalen.

Eres como un poema, ambivalente, sin embargo
Mi sentir, solo se puede interpretar de una manera
Te siento en el sol de mediodía o en la canción de la alegría
Y es evidente, al mirar, como me he olvidado de caminar.



Azuré

domingo, 29 de septiembre de 2013

La parte alta de mi cama

Tomamos la decisión, te mudaste a vivir conmigo, era grandioso toparte en el pasillo por las mañanas cuando salías recién levantada del cuarto y ya estaba yo esperándote en la mesa, sin embargo nuestro encuentro era en el camino porque me impacientaba de que aún no te hubieses levantado, así iría yo todos los días al cuarto a provocar un ruido sutil, casi imperceptible, que fuese difícil de creer que yo lo ocasionaba, pero no era necesario, cuando me encaminaba a llevar a cabo mi plan, parecía que sentías mi ausencia o te despertaba tu hambre de mi, te encontraba en el pasillo con tu cabello todo alborotado.

Ver la noche inmensa y estrellada cada viernes, en ocasiones nos quedábamos dormidos allí, algo que lamentábamos rotundamente cuando al día siguiente el sol llevaba dos o tres horas de haberse levantado y nosotros lo tomábamos inconscientemente, la piel seca y quemada que cayó de nuestros cuerpos asoleados, era señal de que éramos unos ridículos, quizá, o abusábamos de cursis, o de flojos, creo que un poco más la segunda y la primera, pero a su vez algo había de la tercera.

Ni que decir de nuestro sistema de limpieza, constaba básicamente en no dejar la suciedad a la vista, lo cual no implicaba necesariamente que las cosas estuviesen en orden, pero qué le vamos a hacer, a ese tapete aún le caben unas cuantas cosas más por debajo, aún se puede ver de un lado a otro por debajo del sillón, hay dos armarios que permanecen desocupados, que más da eventualmente tendremos que averiguar como usar la aspiradora y la secadora, cómo trapear o qué detergente comprar, aunque siempre está la alternativa de contratar a alguien que lo haga por nosotros, pero somos demasiado cliché para caer en esos extremos.

Entre tantas costumbres e innovaciones que has provocado, hay una por encima de todas, y es en la noche y no necesariamente en la intimidad, sino en el after, en lo que le sigue. A ti te gusta dormir con un poco de espacio, con las piernas abiertas y tus brazos extendidos, casi como en forma de estrella y a mi simplemente me gusta sentir tu piel cuando duermo, saberte a mi lado, no tengo una manera en lo particular, pero sentirla, sea tu cabeza en mi pecho, o tu torso por debajo de mi brazo, solo que no sea tu cabello en mi rostro, que luego se cae uno que otro y quitármelo de las pestañas es un conflicto grande.

Entonces para evitar ese distanciamiento que deja un cierto frío en mi colchón, recorté ligeramente las patas de mi lado de la cama, para que tu lado quedara sustancialmente más elevado, así poco a poco mientras estuvieses dormida, rodarías hacía mi, sin darte cuenta. Yo duermo del lado bajo de la cama, naturalmente me puedo adherir muy bien al colchón sin la preocupación de caer, pero tú que de por sí tiendes a moverte mientras duermes, eres materia fácil para que la gravedad te acomode a mi lado.


Ahora tengo que implementar un nuevo sistema para inmovilizar tus brazos, que yo no sé si piensas que boxeas cuando duermes o recuerdas los corajes que te hice pasar en el día y los desquitas simulando dormir, creo que has simulado que duermes, y creo que has rodado a propósito en ocasiones, pues anoche juraría que después de que rodaste a mi lado, giraste para quedar rostro a rostro, me besaste y me dijiste "buenas noches".


Azuré

martes, 24 de septiembre de 2013

Mujer Aérea

Descubrí la insuficiencia de las palabras en tu ser, en una exploración del momento en la cual te vi y te escuché. Quizá el detonante o mejor dicho, lo que me hizo comprender que no encontraría manera verbal de expresarme, fue  el choque de nuestras miradas, tú con tus ojos profundos y fulminantes congelando la escena y todo lo que sucedía a nuestro alrededor, silenciando al mundo para que solo se escuchara tu voz, tu risa y la percusión estruendosa que salía de mi pecho. Yo con mi ingenuidad y escepticismo que fueron anulados, cuando me maravillé al ver cómo levitábamos, nos volvimos ligeros, como un par de plumas balanceándose en el viento, lejos de caer, entorpeciendo el tiempo para que avanzara lenta y detenidamente, riendo en cada brisa, mirándonos, más aún, enamorándome de ti.

Fue como si estuviéramos en una dimensión distinta. Compartíamos un mismo espacio con el resto de la gente, sin embargo estábamos en una cápsula que separaba nuestro tiempo y nuestro espacio, donde tú marcabas las pautas y el ritmo del movimiento, especialmente de mis labios que permanecían entreabiertos del asombro de todo lo que pasaba por mi cabeza en ese momento, y que se abrían un poco más, al ver como cada vez nos alejábamos más y más del suelo, elevándonos ilimitadamente.

Y esa taquicardia, permaneció en mi pecho incluso en la mañana siguiente, cuando desperté, sentía que el corazón se me salía del cuerpo, había escuchado del vuelo, lo había visto en películas o lo había leído en libros, sin embargo no lo creía algo real, estaba convencido de que este poeta estaba destinado a la miseria emocional, condenado a la inestabilidad, incapaz de volar, a pesar de que le daba alas al resto de las personas, regalándoles sonrisas o versos. Pero a mi nadie me las daba y no las necesité, bastó con el misterio de tu alma para que comenzáramos a levitar.

Incluso en los breves instantes en que reinó el silencio, me gritabas con tus ojos, los pude leer a la perfección, solo quería besarte, hacernos inmortales con la intensidad de nuestros labios, saciar la sed de mi alma, no podía pensar en ninguna otra cosa, pero no quería alterar el desorden que habíamos ocasionado en el tiempo, quizá si irrumpía todo hubiese regresado a la normalidad, además, esa risa, tan constante e hipnótica, había que dejarla salir en su totalidad.

Nos separamos, diciéndonos adiós, sin embargo, no he bajado del cielo, cada vez veo más lejano el suelo, pero ya no te veo a ti, te busco entre las nubes y grito tu nombre a las ondas del viento, y no hay respuesta alguna, me mantienes aéreo y la taquicardia que se ha apoderado de mi cuerpo no permite que baje, al contrario, ha despertado un hambre de ti, una necesidad de ti y un anhelo de ti.


No me has visitado en mis sueños, pero te apoderaste de mi mente durante el día, y te pregunto ¿cuándo volverás? Ó al menos, saber si tú comenzaste a levitar por mi, o fue por algún amor ajeno a este que clama por tu amor, te espero en nuestra nube sobre la que vuelo, dama del viento.


Azuré