Vacío, más que vacío, incompleto,
lo cual a pesar de que es ilógico, así me siento. Como si tuviera un agujero
negro en el pecho, que succiona todo, la ambición, los sueños y las metas, crea
un confort ficticio, quizá por resignación, quizá por mediocre.
Es algo muy difícil de observar,
me miro desde un plano irreconocible, el tiempo hizo conmigo lo que quiso, me
dio más de lo que yo hubiera deseado, pero con igual entrega, fui deshaciéndome
de las cosas por mi inconformidad y mi suficiencia.
Quizá es porque me amo demasiado
como para permitir que cualquiera me entregue su amor, no tanto de un modo
soberbio o ingrato, sino una resignación al conformismo, por qué habría de
permitir que me amasen limitadamente, cuando yo creo nuevas locuras y universos
cuando se trata de amar. Es de esas cosas que no hay términos medios, o amas
con el último hálito de tu vida envuelto en locura o dejas de robarle el tiempo
a la otra persona.
No me quiero ver al espejo, nunca
es sutil, no sabe atenuar sus comentarios o sus proyecciones, es directo y
horrendo, estoy seguro que si lo veo, voy a ser sumamente infeliz. He arrastrado
esta tristeza en todos sus colores y formas, más que arrastrarla, se ha
adherido a mi, es una característica básica para describirme ahora.
Incluso me da un poco de
personalidad, ¿Por qué no? Que me llamen el triste, que se hable de mi andar
melancólico, de mis pensamientos bucólicos o de mi vida taciturna, lo que
exponencializa este estado de ánimo, es que no sé cómo ni cuándo llega aquí.
No es un estado permanente, es
intermitente, viene cuando quiere, me sujeta, me zarandea y me arrastra por doquier,
trapea el piso conmigo, todo lo hace en forma de caricias, me da una paz falsa
y una comodidad engañosa, creo que es a lo que llaman inconformidad, siempre
quiero cosas nuevas, quiero hacer más, aprender más y me aburro muy fácilmente,
es una consecuencia de los golpes constantes de la vida en una persona tan
emocional, te hace más adaptable al cambio, quizá como camuflaje o como método
de defensa, ya no hay espacio en el mundo para las personas como yo.
Esta tristeza es tan espesa, que
siento como si tragara algún brebaje amargo cada vez que respiro, como si la
luz del sol ya no cargara mis baterías, al contrario se robara mi vitalidad. Al
menos esto será así hoy, quizá todo cambie mañana, el verdadero infierno es la
inestabilidad y no sé por qué se genera.
Es tan bizarro, que incluso todo
lo que soñé, diseñé y proyecté en los últimos cuatro años, me parece absurdo y
busco un nuevo cambio, como una enfermiza tendencia de satisfacer deseos sin
fundamentos, olvidándome de lo que alguna vez fui y de lo que siempre soñé con
ser.
¿Por qué?
Azuré
No hay comentarios:
Publicar un comentario