domingo, 16 de junio de 2013

Misterios

Hay un silencio microscópico, es tan chiquito  que se pierde en las voces y en los sonidos ambientales, justo cuando ese silencio se posa entre nosotros es cuando más te hablo y más me hablas, es algo mínimo, tres quizá cuatro segundos, pues siempre hay algo que decir, sin embargo cuando me percato de ello, observo como con una delicadeza sublime ese silencio hace de las suyas, permitiendo con sutil vehemencia un intercambio de miradas.

De hecho es casi indistinguible, pues todo el tiempo las personas estamos viendo, siempre precavidos de lo que suscita a nuestro alrededor, incluso posar la vista sobre cualquier persona indeterminada, esos momentos esporádicos en los que simplemente ves un horizonte ficticio, dibujas una línea imaginaria cuando pierdes la vista con tus ojos, pensando.

Las miradas son distintas, las miradas nacen y existen por el silencio, parecieran intencionales, pero en realidad ellas escogen a las personas, les regalan esos cuatro segunditos que parecieran una eternidad en la cual las miradas hablan todo lo que no saben como pronunciar.

La característica que más la distinguiría sería que la vista se pierde cuando quieres perder el pensamiento, divagar, en cambio la mirada siempre es de amor.

Dicen que tiende a ser incómodo, que es un momento en el cual ya no hay más que decir, siempre se ha hablado del silencio como un enemigo o un desencanto,  yo creo que se dice en esos momentos lo que el alma quiere exhalar. La voz no sabe como traducir ciertos lenguajes del alma. 

Una zona misteriosa, es un enigma casi tan grande como el de tus labios, pero realmente el misterio es lo que se dice, ¿Qué se dice?, será una necesidad, un cariño, una invitación, pudiera ser una infinidad de cosas, el misterio radica en la recepción. La mirada se emite, se envía, viaja y se recibe, puede ser entendida a la perfección o puede ser como un teléfono descompuesto. No existen muchos estudios de las miradas, la verdad no se necesitan. Hay lugares y zonas donde la labor intelectual contrario a la creencia popular, se tiene que dejar al corazón y no al común denominador.

Es una estructura, por eso los ojos son la ventana del alma.

¿Me preguntas por la risa? Bien, es algo distinto, la risa es el sonido del enamoramiento. ¿Que cómo lo sé? No lo sé, pero el querer que ella  no deje de reír debe ser indicio de eso ¿no?

Eso es obvio, nada se disfruta más que una buena sonrisa y si le sigue una carcajada descontrolada, mejor… Pudiera ser de las cosas más placenteras que hay, bueno  y si es de ella, es quizá la cosa más especial que te pueda regalar.  

El misterio descifrable de sus ojos, el enigma apañable de sus labios y la ternura de su risa.

Azuré

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