Hay un silencio microscópico, es
tan chiquito que se pierde en las
voces y en los sonidos ambientales, justo cuando ese silencio se posa entre
nosotros es cuando más te hablo y más me hablas, es algo mínimo, tres quizá
cuatro segundos, pues siempre hay algo que decir, sin embargo cuando me percato
de ello, observo como con una delicadeza sublime ese silencio hace de las
suyas, permitiendo con sutil vehemencia un intercambio de miradas.
De hecho es casi indistinguible,
pues todo el tiempo las personas estamos viendo, siempre precavidos de lo que
suscita a nuestro alrededor, incluso posar la vista sobre cualquier persona
indeterminada, esos momentos esporádicos en los que simplemente ves un
horizonte ficticio, dibujas una línea imaginaria cuando pierdes la vista con
tus ojos, pensando.
Las miradas son distintas, las
miradas nacen y existen por el silencio, parecieran intencionales, pero en
realidad ellas escogen a las personas, les regalan esos cuatro segunditos que
parecieran una eternidad en la cual las miradas hablan todo lo que no saben
como pronunciar.
La característica que más la
distinguiría sería que la vista se pierde cuando quieres perder el pensamiento,
divagar, en cambio la mirada siempre es de amor.
Dicen que tiende a ser incómodo,
que es un momento en el cual ya no hay más que decir, siempre se ha hablado del
silencio como un enemigo o un desencanto,
yo creo que se dice en esos momentos lo que el alma quiere exhalar. La
voz no sabe como traducir ciertos lenguajes del alma.
Una zona misteriosa, es un enigma
casi tan grande como el de tus labios, pero realmente el misterio es lo que se
dice, ¿Qué se dice?, será una necesidad, un cariño, una invitación, pudiera ser
una infinidad de cosas, el misterio radica en la recepción. La mirada se emite,
se envía, viaja y se recibe, puede ser entendida a la perfección o puede ser
como un teléfono descompuesto. No existen muchos estudios de las miradas, la
verdad no se necesitan. Hay lugares y zonas donde la labor intelectual
contrario a la creencia popular, se tiene que dejar al corazón y no al común
denominador.
Es una estructura, por eso los
ojos son la ventana del alma.
¿Me preguntas por la risa? Bien,
es algo distinto, la risa es el sonido del enamoramiento. ¿Que cómo lo sé? No
lo sé, pero el querer que ella no deje de reír debe ser indicio de eso ¿no?
Eso es obvio, nada se disfruta más
que una buena sonrisa y si le sigue una carcajada descontrolada, mejor… Pudiera
ser de las cosas más placenteras que hay, bueno y si es de ella, es quizá la cosa más especial que te pueda
regalar.
El misterio descifrable de sus ojos, el enigma apañable de sus labios y la ternura de su risa.
El misterio descifrable de sus ojos, el enigma apañable de sus labios y la ternura de su risa.
Azuré
No hay comentarios:
Publicar un comentario