Yo tenía todo el amor del mundo
en las palmas de mis manos, lo di todo y ahora tengo toda la esperanza del
mundo en la palma de mis manos, pues me resigno a dejarlas vacías, vacío es
sinónimo de tristeza y no me gusta sostener la tristeza.
Fue una destrucción sin igual,
una verdadera hecatombe de sentimientos y autoestima, colapsó y se desvaneció
como si hubiera sido absorbido por un hoyo negro y las sombras, las sombras que
rondaban entre la mía y quienes me rodeaban hacían un juego enfermizo simulando
caricias y compañía, pero ante la ausencia de la luz se desvanecía como una
falsa amistad.
Me limité a inventar situaciones
donde fuimos felices. Ja, dicen que solo de niño se puede inventar amigos
imaginarios, bien de adulto se puede inventar escenas donde crees que eres
feliz con otra persona, pero cuando se va te das cuenta de la inmensa miseria
que ha devorado tu vida.
Las siluetas que se proyectaban
en sus pupilas le recordaban a la inmensa soledad que sentía aún estando en
compañía. Se llevó todo, no le dejó ni su ambición ni sus ganas de convertirse
en lo que alguna vez quiso ser, solo le quedaban un puñado de sueños que no
sabía como tejer.
Todas tus mentiras me las creí, o
más que creérmelas me convencía de ellas, me sometía a lo que decías por el
profundo amor que le tuve a tu silueta, al concepto que había creado de ti,
pues tú carecías de toda virtud o de amor a mi, ese sometimiento a mi
imaginación fue un autodestructor de tiempo.
Tomé todo lo que me dijiste cual
veneno y recorrió mis venas, me intoxicó, dicen que fue como un hechizo en el
cual yo no veía como poco a poco perdía mi esencia y se fortalecía la tuya, yo
lo veo más como un masoquismo voluntario como remedio a la falta de amor, ¿Qué
es el sexo sino eso?.
Mi esencia la de un amante
enloquecido y embrutecido, con ahínco implacable de restaurar todo, incluso el
mismo mal que yo me hacía con tal de que pudiera ver en tu cara esa sonrisa, no
característica pues siempre estuviste distante como queriendo estar aquí pero a
la vez recorriendo el cuerpo de diversos amantes imaginarios.
Tu esencia, sinceramente no la
conozco pues todo el tiempo la inventé en cosas que quería que tuvieras o que
eras incapaz de tener, como queriéndote inventar un potencial, tu esencia por deducción creo que es el antónimo de
todas las virtudes que inventé que tenías, de todo el amor que creí que irradiabas y de toda la devoción y
fidelidad que creía que practicabas.
No se puede hablar del final del
camino pues sigo andando, pero al final de esa brecha, nunca olvidaré ese
extraño sentimiento de libertad, en el cual sentí nostalgia por mi prisión.
Azuré
No hay comentarios:
Publicar un comentario